En una viaje a Transilvania no pueden faltar las referencias a los vampiros, en especial al más famoso de ellos, el conde Drácula. Al igual que no puede faltar una visita al conocido como su castillo, el de Bran. Sea o no el de Drácula su visita es obligada en un viaje a Rumanía. Te contamos la historia de este espectacular castillo y cómo es la visita.
Rumanía. Transilvania. Drácula. Casi sinónimos. Y buena parte de la «culpa» la tiene el castillo de Bran, más conocido como castillo del Conde Drácula. Pero, ¿qué tiene cierta la leyenda?
Un poco de historia
El castillo fue construido en el año 1377 sobre una antigua fortaleza de madera. El objetivo no era otro que defender la región de los ataques otomanos.
A lo largo de los siglos sirvió tanto como fortaleza militar como residencia real, siendo un punto clave en las rutas comerciales entre Valaquia y Transilvania.
Al finalizar la I Guerra Mundial, el castillo pasó a ser propiedad de la reina María de Rumanía, como regalo por su papel en la unificación del país. Es ella su inquilina más famosa y quien está realmente presente en la visita hoy en día al castillo de Bran.
Aunque su hija heredó el castillo, el régimen comunista lo convirtió en museo y atracción turística y no fue hasta el año 2006 cuando fue devuelto a los herederos de la princesa Ileana.
¿Y qué pinta aquí Drácula?
El personaje del vampiro más famoso se inspira en Vlad Tepes, «el empalador», príncipe de Valaquia entre los años 1456 y 1462 y héroe nacional para los rumanos hoy día por su lucha contra los otomanos (y sus tácticas un tanto sádicas).
Vlad III nunca vivió en el castillo de Bran, si no en el de Poenari, hoy en ruinas (que se pueden visitar). La única referencia histórica que liga a Vlad Tepes con el castillo de Bran es cuando conquistó Bran durante una disputa con los comerciantes de Brasov, allá por el año 1459.
Hoy en día no hay más que acercarse al pueblo de Bran para que todo sea un monográfico de Drácula, que vende más que la reina María.
Enclavado en lo alto de una roca, el castillo es espectacular y merece mucho la pena visitarlo, aunque sea entre hordas de gente.
La visita
El castillo de Bran abre todos los días de la semana, aunque los lunes, cuando fuimos nosotros, lo hace a las 12:00 y no a las 9:00 como el resto de días.
Se pueden comprar las entradas online a través de su página web o en las taquillas de la entrada. Hay muchísimas y va bastante rápido. Lo malo viene después, la cola interminable de acceso, que sigue durante todo el recorrido por el interior. Sí, a primera hora también. Es el precio que tiene la fama.
Una vez atravesada la puerta de entrada, se sube por una escalera hasta una torre vigía. Desde aquí se accede al patio, del que salen la sala de la Guarnición y la sala de la Cancillería.
Habitaciones y estancias
En el primer piso hay varias estancias, como la habitación de la reina María, la sala Gótica y el salón Grande, todos ellos decorados y remodelados a su gusto.
Subiendo hasta el siguiente piso está el salón Biedermeier, el dormitorio del rey Ferdinand y varias estancias más: comedor, salón…
Ya en el último piso se encuentran la sala de los trofeos de caza, el dormitorio del príncipe Nicolás y una sala en memoria de la reina María.
Lo que son las estancias del interior, al haber tantísima gente es difícil verlas realmente o leerse alguna de las informaciones que hay, sobre todo en comparación con las del castillo de Peles.
Jardines y entorno
Para ver el castillo de Bran tienes que acceder al recinto. Una vez realices la visita del interior puedes aprovechar para recorrer la zona exterior, que cuenta con un pequeño museo etnográfico, y disfrutar de las vistas del castillo desde todos los ángulos posibles.
Al ser tan amplia la zona, que tiene hasta un pequeño lago, aquí no es tanto el agobio de gente y se disfruta más la visita.
Información práctica
Cómo llegar
El pueblo de Bran se encuentra a 30 km al suroeste de Brasov y a 180km al norte de Bucarest. Yendo en coche, desde Brasov se tarda media hora aproximadamente y desde Bucarest algo menos de 3 horas.
El pueblo es pequeño y el castillo se encuentra a las afueras, pero se puede ir andando sin problema.
Nosotros fuimos en coche desde Prejmer, tras visitar su iglesia fortaleza, y aparcamos en el parking del castillo. Desde allí fuimos después a Brasov.
Dónde alojarse
En nuestro viaje por Rumanía dividimos en dos la visita de Transilvania. Para la primera parte, que visitamos la zona más al este, nos alojamos en un apartamento en Tartlau, reservado a través de Booking, por 169€ dos noches para cuatro personas. Llegamos aquí después de ver las minas de sal de Slanic y el castillo de Peles y al día siguiente visitamos la iglesia fortaleza, el castillo de Bran y Brasov.
Dónde y qué comer
Según sales del recinto del castillo, en dirección al pueblo hay varios restaurantes uno seguido del otro. Todos tienen precio y, por lo que vimos, calidad parecidos.
Nosotros comimos en uno de ellos y aprovechamos para pedir algunos platos típicos de Rumanía como mamaliga con huevo y salchicha, mici, ciorba y el postre «bomba»: papanasi.
Viajar con niños
Si vas a viajar a Rumanía, y más aún si vas a Transilvania con niños, el castillo de Bran es la primera visita en tu lista. Si aprovechas para ver antes del viaje la primera peli de Hotel Transilvania y en la visita, ya que no puedes leer las informaciones reales, aprovechas para echarle un poco de cuento, será una experiencia increíble.
Nosotros fuimos buscando la habitación de Mavis y la de Drácula y nos tiramos esos dos primeros días en Transilvania añadiendo «bla blablá» detrás de cada frase. Si no le hubiéramos echado imaginación la visita no les habría gustado demasiado por la aglomeración de gente.
Más información
- Página web del Castillo de Bran
- Página web de turismo de Rumanía
- Todos los posts sobre nuestro viaje de dos semanas por Bulgaria y Rumanía
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