15 consejos para viajar a China por libre

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Recopilamos en este post una serie de consejos prácticos para un viaje a China: desde transporte, alojamientos, documentación, comidas, excursiones o los chinos hasta los aseos públicos. No te pierdas los 15 consejos para viajar a China por libre.

Antes de organizar un viaje por libre es fundamental documentarse bien, tanto en guías como en foros y webs de viaje. En nuestro caso, China fue nuestra primera aventura en Asia, más allá de unas horas en la parte asiática de Estambul. Pasamos meses recopilando todo tipo de información antes de decidir la ruta definitiva y una vez reservado todo también. Aquí os contamos lo que son para nosotros los 15 consejos impresdindibles para viajar a China por libre, según nuestra propia experiencia.

1. Cuaderno de viaje

Se siga el itinerario que se siga, la extensión del país hace que haya que coger varios tipos de transporte, diferentes hoteles, excursiones… Además, los chinos prácticamente no hablan inglés. Por ello, en un viaje a China por libre no puede faltar un cuaderno de bolsillo en el que llevar anotado lo siguiente:

  • Números y detalles de vuelo: más que para los vuelos largos de llegada y salida a China, para los internos, sobre todo si tienes que coger varios en pocos días.
  • Número y horarios de los trenes: si ya llevas los trayectos reservados apunta bien los horarios y número de tren de cada uno de ellos. Pero lo más imprescindible es apuntar los números de tren de aquellos que no llevas reservados, por orden de preferencia, y el tipo de asiento. No está de más llevar escrito en chino el «formulario» para pedir un billete: «quiero dos billetes para el tren D5230 con destino a Hangzhou el día 2 de agosto en asiento duro» Todo esto deberías mirarlo bien cuando planifiques el viaje porque los trenes en China son otro mundo. Hablaremos en detalle de ellos en otro post.
  • Datos de los hoteles: nombre, dirección, teléfono… Todo en castellano o inglés y por supuesto en Chino para poder enseñárselo a un taxista o a quien queráis preguntarle. Insistimos en que prácticamente nadie entiende inglés, ni hablado (aunque sea el nombre de una ciudad ellos la pronuncian distinto), ni escrito.
  • Palabras de vocabulario básico en chino: alimentos, ayuda, servicio…

El resto del cuaderno lo puedes utilizar para anotar tus impresiones del viaje, anécdotas, situaciones surrealistas, etc. propias de un viaje a China. Y, por supuesto, para que en la recepción del hotel, aeropuerto, agencia… te pueda escribir una dirección para que la enseñes a un conductor de autobús, por ejemplo.

2. Cómo llegar

Ya lo tienes decidido, China es tu próximo destino a visitar por libre. Tanto si te vas en unas semanas como dentro de varios meses, si quieres ir más a la aventura o con el viaje más cerrado, son varios los preparativos a realizar. Reservar los vuelos que te llevarán desde España hasta una de las principales ciudades chinas es uno de ellos.

No hay vuelos directos desde Madrid ni a Pekín ni a Shanghai ni a Xi’an, al menos de forma regular. Si vas a visitar al menos dos de estas ciudades lo ideal es que el vuelo de ida sea a una de ellas y el de vuelta desde la otra. Aunque lo habitual es que volando a y desde el mismo aeropuerto sea más económico que el multitrayecto, en los meses que pasamos buscando y comparando precios salía igual e incluso más barato entrar por una ciudad y salir por otra. Piensa además que las distancias en China son enormes y aunque hay vuelos internos o trenes de alta velocidad que conectan Shanghai con Pekín en pocas horas también tienen un coste que pueden hacer que al final resulte más caro y pierdas un tiempo precioso que seguro te falta en cualquiera de las ciudades chinas.

Así, para viajar a China no queda otra que hacer escala. Tanto con una como con dos escalas hay multitud de opciones, pero a no ser que quieras combinar el viaje a China con otros destinos lo mejor es que hagas sólo una y que ésta sea de la menor duración posible, siempre que sea con la misma aerolínea (o con una distinta pero que no te obligue a recoger equipaje durante el tiempo en tránsito y volver a facturar).

Estas son las opciones más habituales que conectan Madrid con Pekín y Shanghai:

¿Cuál es la mejor? ¿Y la más barata? Depende. Incluso en el mismo día puede variar y que la más cara se convierta en la más barata y con mejor escala. Nuestro consejo es que mires a diario durante varias semanas páginas como Kayak, Rumbo y las de las propias aerolíneas. Y en cada búsqueda prueba las dos opciones: ida a Pekín y vuelta desde Shanghai y viceversa. Nosotros no caímos en esta segunda opción porque estábamos empeñados en volar a Pekín y al probar lo contrario el precio bajó 200 euros por persona.

3. Vuelos internos

Al igual que ocurre con los trenes, en China hay multitud de vuelos a diario entre las principales ciudades, de ahí que sea relativamente sencillo cuadrar bien los horarios (en función del presupuesto, eso sí) para aprovechar al máximo los días.

Lo ideal es reservar los vuelos internos una vez que tengas el visado, no vaya a ser que te lo denieguen por algún motivo. Para mirar las distintas opciones de precios y horarios lo ideal es hacerlo a través de las dos páginas web chinas de Ctrip y Elong. En cualquiera de las dos se pueden comprar los billetes de forma muy sencilla. Si lo miras en una tipo Kayak o Rumbo, por lo general el precio será bastante superior. Los vuelos a última hora suelen ser los más baratos, principalmente por la fama de retrasos de horas que tienen los vuelos en China. Nosotros no tuvimos ni un minuto de retraso pero nos confirmaron un par de amigos que conocimos vía Couchsurfing que sí es lo habitual.
Vistos los horarios, los precios y sabiendo que el riesgo de retraso aumenta según avanza el día toca tomar la decisión de cuál coger en función del presupuesto y necesidades de cada uno. Nosotros el vuelo de Shanghai a Guilin lo cogimos a última hora del día (sobre las 21) porque preferimos aprovechar ese día entero en Shanghai y si había retraso simplemente dormir menos horas esa noche. Nos costó menos de la mitad que en el resto de horarios. El otro vuelo que cogimos, de Guilin a Xi’an, también fue puntual. En ese caso salimos a media mañana para aprovechar las primeras horas de luz en los lagos de Guilin y la tarde en el barrio musulmán de Xi’an.

Todo el proceso de reserva se puede hacer de forma muy sencilla en cualquiera de las dos web, Elong o Ctrip, y para facturar y embarcar una vez en el aeropuerto sólo necesitas enseñar el pasaporte en los mostradores de facturación, no hace falta ningún papel ni número de reserva.

Los aeropuertos chinos, al menos los de Shanghai, Guilin, Xian y Pekín, son modernos, limpios y rápidos y eficientes en la facturación y los controles de seguridad, similares a los del resto de mundo. Tienen baños «normales» y por lo general te puedes entender en inglés sin problema, así que en el aeropuerto es como volver de nuevo al mundo conocido.

¿Cuáles son entonces las principales diferencias con aeropuertos y vuelos europeos o norteamericanos? En primer lugar sirven comida gratuita siempre, aunque sean vuelos muy cortos. Pero la verdadera diferencia se ve en el comportamiento de los pasajeros: se levantan, inclinan el asiento, van al baño, etc. todo el tiempo, incluso en plena maniobra de despegue, sí, justo cuando va a levantar el morro el avión. El primer vuelo interno que coges te deja en shock, como todo lo que haces en China por primera vez.

4. Trenes diurnos y nocturnos de corto y largo recorrido

La red ferroviaria china cubre todas las ciudades y puntos principales del país. En pueblos más pequeños como Pingyao puedes tener sólo un par de trenes al día pero las ciudades principales tienen muchísimas conexiones diarias, aunque no todos los trenes son iguales, ni mucho menos.

Al igual que en otros aspectos, los trenes en China no tienen término medio y pasan de los de alta velocidad que conectan ciudades como Shanghai y Hangzhou en poco más de una hora, a otros que parecen sacados de un museo y que tardan hasta 9 horas para un trayecto de 500 kilómetros. Así que lo primero que debes saber si vas a coger un tren en China es que no puedes decir simplemente «quiero ir desde este sitio a este otro» porque un mismo trayecto puede ser de una hora o de un día en función del tipo de tren. Esta diferencia la marca la letra que precede al número de tren. Así:

  • G: alcanzan los 300 km/h y conectan Pekín y Shanghai en 4 horas.
  • C: son los más rápidos pero sólo conectan Pekín y Tianjin
  • D: trenes de alta velocidad (hasta 300 km/h) con asientos de primera y de segunda clase.
  • Z: circulan de noche y sin paradas intermedias y, además, tienen compartimentos de dos con baño privado.
  • T: para en grandes ciudades y también en capitales de provincia.
  • K: realiza más paradas, y por lo tanto es más lento, que los T, pero es algo mejor que los que no tienen letra.
  • Sin letra: son los más lentos y paran en cada pueblo.

Hay varias web que te permiten buscar las distintas opciones y algunas de ellas incluso reservar porque son agencias. Podéis verlas en nuestro especial trenes en China en Tumblr

Antes de reservar tenéis que tener en cuenta que, además del número y letra del tren, debéis indicar el tipo de asiento que queréis. Para las largas distancias, ya sean nocturnos o diurnos, estas son las opciones:

  • Sin asiento: es baratísimo viajar así, ahora a ver quién aguanta de pie un trayecto de 8 horas. Si aún así optas por ello, ten en cuenta que el espacio en el vagón es limitado entre los asientos y la gente que va de pie así que debes darte prisa en subir en primer lugar para poder dejar tu maleta cuanto antes en alguno de los compartimentos.
  • Asiento duro: dos o tres asientos frente a otros dos o tres, un montón de gente de pie alrededor durante todo el trayecto. A no ser que subas corriendo nada más abrir las puertas y te pelees con quienes no llevan asiento reservado te va a tocar llevar tu maleta encima como buenamente puedas.
  • Asiento blando: son algo más cómodos que los duros y con más espacio.
  • Litera dura: en un mismo vagón abierto hay entre 6 y 8 literas.
  • Litera blanda: la comodidad no reside en que la litera sea más blanda sino en que el compartimento es cerrado y para cuatro. Reservar litera blanda significa que en ciertas estaciones, como la de Xi’an, tienes acceso a una sala de espera VIP

Independientemente del asiento o litera reservado los aseos son comunes. No podemos hablar de ellos porque conseguimos evitarlos. Viendo como eran los de la sala VIP de la estación de Xi’an preferimos no tentar a la suerte pero de eso ya hablaremos en el post especial baños en China.

Al subir al tren, el revisor se queda con tu billete y tú te quedas un poco con cara de pócker: ¿y si ahora me dicen que no tengo billete y me echan del tren en medio de ninguna parte? Esta duda nos asalta a todos pero lo cierto es que no hay problema alguno. Gracias a llevarse tu billete, unos 30 minutos antes de llegar a tu destino el revisor se encarga de despertarte.

Ya has mirado los distintos trenes para largas distancias y también para hacer una escapada de un día, pero ahora, ¿cómo reservarlos? Sea cual sea el trayecto, sólo hay dos maneras de adquirir el billete: directamente en la estación de origen o a través de una agencia que haga ese trámite por ti y te lo entregue en el hotel o donde acordéis. No se pueden sacar directamente por Internet ni puedes sacar en una estación un billete para un tren que no parta de allí. Es decir, en Pekín no puedes comprar el billete para ir de Pingyao a Xi’an, por ejemplo.

  • Si es un trayecto más corto, tipo ida y vuelta en un día, como para ir de Shaghai a Hangzhou o a Suzhou y tienes varios días como opción lo mejor es que compres los billetes directamente en la estación el mismo día que llegues para que así haya plazas. Nosotros lo primero que hicimos al llegar a Shanghai, tras cambiar dinero y dejar el equipaje en el hotel, fue ir a la estación y sacar los billetes de tren a Hangzhou para dos días después. Como no hablan ni una palabra de inglés y además hay muchísimos trenes que hacen el mismo recorrido, lo ideal es que lleves escritos los números de tren de ida y vuelta por orden de preferencia (por si no hubiera plaza en alguno). En la web www.cnvol.com (para imprimir las instrucciones en chino) puedes consultar los números de tren y, sobre todo, sacar el texto en chino solicitando el tipo de billete que quieres, para qué día y en qué tipo de asiento. Esto pegado en el cuaderno de viaje te ahorrará un tiempo precioso.
  • Para los trayectos largos, que por lo general se realizan en tren nocturno, puedes arriesgarte a sacarlos en la misma estación el día que llegas o llevarlos ya reservados a través de una agencia china, tras el cobro de una comisión. Nosotros no quisimos arriesgarnos a que nos tocara ir de pie o menos aún a quedarnos sin plaza así que reservamos los trayectos Xi’an – Pingyao y Pingyao – Datong en tren nocturno en litera blanda y el diurno en asiento duro Datong – Pekín con la agencia Viajar por China. No tuvimos más queja que el no llevar asientos contiguos en el tren diurno de Datong a Pekín. Eso nos dio una idea del problema que podíamos haber tenido de no haberlos llevado ya reservado dado que en Datong apenas estuvimos unas horas y en el tren que cogimos no había hueco ni para una mosca.

5. Alojamientos: hoteles, hutongs…

Al igual que ocurre con los vuelos y los trenes, en China hay multitud de opciones a la hora de elegir alojamiento. En función del presupuesto y las necesidades del viaje puedes elegir una o otra, o lo que es más habitual, combinar varias. En nuestro caso, lo primero que reservamos fueron los hoteles «occidentales» porque intentamos cubrir en la medida de lo posible unos mínimos en limpieza, aseo privado, pago con tarjeta, etc. Al trazar la ruta final, acabamos alojándonos también en un hotel tradicional chino y pasamos un par de noches en las literas de un tren.

Los hoteles «occidentales», son los típicos alojamientos que encuentras en el resto del mundo, con sus distintas categorías y precios y en los que, para variar, se puede pagar con tarjeta. Se reservan fácilmente a través de webs como Booking y, por lo general, al haber tanta oferta, las reservas se pueden modificar o cancelar sin coste alguno hasta unas horas antes. Esto es una gran ventaja porque para obtener el visado necesitas llevar las reservas de los alojamientos, pero luego quizá según vayas leyendo información de sitios a visitar, barrios, etc. puede que prefieras una localización diferente a la inicial, ampliar o reducir alguna noche en una ciudad o añadir nuevos destinos que no tenías previsto inicialmente. En nuestro caso, las reservas iniciales con las que fuimos a pedir el visado y las que al final hicimos, no tenían nada que ver.

¿Cuáles son las diferencias con los hoteles en Europa o Estados Unidos?

  1. Son muy baratos por norma general. Excepto los de 5 estrellas superior de las principales ciudades, puedes alojarte en hoteles de 3 o 4 (incluso 5 en lugares como Datong) en pleno centro desde 20 euros. La calidad es muy similar a la que encontramos en España y, al menos según nuestra experiencia, los de tres estrellas cumplen de sobra en limpieza y confort. Eso sí, las camas, una piedra, pero es que no conciben otra cosa.
  2. No hablan inglés. Ni en la recepción ni en ningún otro sitio del hotel vas a encontrar a nadie que hable inglés, ni siquiera en un hotel de 4 o 5 estrellas. A ver, para coger la reserva y lo más básico, sí, pero no intentes nada más complicado que eso. Sí lo hablan muy bien en los hoteles de lujo pero principalmente porque el personal que trabaja en ellos no es chino.
  3. A la llegada cobran unos depósitos exagerados. Cuando te dan la factura de repente el precio es mucho mayor de lo que habías reservado y se te queda cara de «me han estafado o he sido yo tan bobo como para creerme que era tan barato». Ninguna de las dos cosas. Este extra inesperado es el depósito que también te cobran en otras partes del mundo (y que luego te devuelven), sólo que bastante más elevado en proporción y con el inconveniente de que debido al punto anterior, no te explican el motivo. La palabra «deposit» excede los conocimientos de inglés de los recepcionistas chinos.
  4. No dejan de ser chinos. Puede ser un hotel de 4 estrellas con una elegantísima recepción y personal de punta en blanco pero eso no quiere decir que no te vaya a tocar vivir alguna «pelea» surrealista porque te dan tickets para el desayuno para 2 días cuando la reserva es para 5 (y tú has reservado y pagado habitación y desayuno). O porque has visto un papel en la habitación que pone que el hotel tiene servicio de transfer al aeropuerto. Su solución es mandarte a un empleado a comprobar la información, pero misteriosamente desaparecerá y nadie volverá a saber nada de la palabra transfer.

A continuación podéis ver los hoteles en los que nos alojamos y nuestra valoración de los mismos:

  • Hotel Charms en Shanghai: excepto los problemas comunes de idioma y la pelea por el desayuno, no tenemos queja. Está junto a la Plaza del Pueblo, muy céntrico y con varias líneas de metro, por lo que es a nuestro juicio la mejor ubicación en Shanghai.
  • Guilin Sapphire Hotel: para su precio es excepcional. Se encuentra junto al mercado nocturno, está limpio, hablan el suficiente inglés para los trámites básicos y a través de la agencia integrada en el mismo puedes resolver el resto de cuestiones: excursiones, taxis…  
  • Citadines Central Xi’an: es un aparthotel de lujo con una ubicación inmejorable. Además, nos regalaron el desayuno de día y medio (3 tickets) y tiene sala de lavandería, muy útil cuando viajas por libre y en agosto. Tuvimos un pequeño problema porque se estropeó el aire acondicionado y nos tocó reclamar un par de veces, hasta que la habitación se convirtió en sauna y ya se convencieron de que aunque hiciera ruido el aparato, lo que salía del mismo era temperatura ambiente. En 5 minutos teníamos otra habitación lista.
  • Hongqi Grand Hotel y Howard Johnson Jindi Plaza en Datong: aunque sólo pasamos unas 30 horas en Datong, nos alojamos en dos hoteles: el primero fue durante unas horas más desayuno porque el tren llegaba a las 4 de la madrugada y estaba junto a la estación. Nos lo reservó la agencia con la que contratamos el packete billetes de tren y excursiones en Datong. En este primer hotel nos tocó de nuevo pelear por el desayuno que teníamos incluido. Al final, ante la negativa del recepcionista de darnos los tickets, hicimos el chino y nos metimos sin más en el restaurante. El segundo hotel, que usamos para pasar la noche completa en Datong antes de coger un tren diurno con destino a Pekín, era inicialmente un capricho para descansar en su anunciado spa tras dos noches en tren. Resultó que el significado de los términos «piscina» y «spa» para los chinos es un charquito de medio metro de profundidad y a recorrer en dos brazadas y un servicio de masajes de pago, respectivamente. Además, la WiFi estaba limitada a la recepción. Las vistas de todo el casco antiguo desde la habitación, inmejorables, todo hay que decirlo. También hay un supermercado justo al lado donde abastecerse de lo que uno quiera guiándose por los dibujos y el olfato, claro.
  • Tianan Rega Hotel Beijing en Pekín: lo mejor es la ubicación ya que se encuentra a unos minutos a pie de la Ciudad Prohibida y la Plaza de Tian’anmen. Además, dispone de una terraza en la planta superior con unas vistas estupendas. Por lo demás, no tenemos queja, un 4 estrellas chino en toda regla.

Para experiencia más auténtica tienes la posibilidad de alojarte en un hutong en Pekín o su equivalente en el resto de ciudades y pueblos, es decir, viviendas tradicionales chinas. para reservarlos lo mejor es hacerlo directamente a través de Ctrip. Según dicen, en este tipo de alojamiento curiosamente hablan inglés bastante mejor que en los hoteles.

Nuestra experiencia en este caso se limita al Hotel Hongjintai Inn de Pingyao, donde reservamos una habitación en un hotel tradicional durante unas cuantas horas del día (llegamos de madrugada en tren y esa misma noche cogimos otro), básicamente para poder ducharnos en condiciones y porque además nos recogieron y llevaron a la estación de tren gratis.

Para pasar sólo unas horas la verdad es que la experiencia fue muy positiva porque la habitación y el resto de estancias eran como los de las casas museo de Pingyao. Ahora, la limpieza era tirando a regular, el baño tan auténtico como el resto y la cama que nos sirvió para una mini siesta nos habría destrozado la espalda si hubiéramos tenido que pasar una noche entera. Pero es cierto que el recepcionista fue el chino con mejor nivel de inglés (detrás de los estafadores) que encontramos.

6. Cómo obtener el visado paso a paso

A través de la web Visa for china, en castellano, se puede obtener toda la información sobre cómo obtener el visado y enviar la solicitud online. En concreto, el visado de turismo, el L, se puede obtener de dos maneras: con una carta de invitación por parte de una agencia, familiar o amigo de China o presentando los billetes de avión y reservas de alojamiento. Ésta última es la opción más habitual en un viaje a China por libre. Junto a esto, hay que presentar el pasaporte con vigencia de más de 6 meses a partir de la fecha solicitud y dos páginas en blanco, más fotocopia de la página de datos.

El visado chino ocupa toda una página del pasaporte, igual que el ruso

Nuestra recomendación es que llevéis toda la documentación posible, aunque luego modifiquéis la ruta. Nosotros, por ejemplo, llevamos los billetes de ida a Shanghai y vuelta desde Pekín más las reservas de hoteles. No quisimos sacar los vuelos internos ni los billetes de tren hasta saber seguro que teníamos el visado y nos íbamos de verdad a China. Con los visados listos, ya reservamos los trenes, vuelos internos y un par de excursiones y modificamos prácticamente todos los alojamientos, de ahí que sea aconsejable hacer reservas que se puedan cancelar o modificar gratuitamente. Tal y como os contamos en el post de alojamientos en China, hay muchísimas opciones en todas las ciudades por lo que no suele haber problema en reservar y luego modificar.
El formulario de solicitud del visado lo podéis rellenar online y luego enviar la documentación por correo o en persona. Al cabo de unos días, los que os digan, podéis ir a recoger el pasaporte y comprobar si una de sus páginas lleva el visado chino pegado.

7. Moverse por las ciudades: a pie, metro, autobús, taxis…

Si vas a pasar un día o una semana en una ciudad china, no te queda más remedio que coger algún tipo de transporte. Los más habituales son el metro, autobús y taxi, además de a pie, que puede ser toda una acción de riesgo.

A pie

¿Qué misterio tiene el hecho de caminar por una ciudad como para incluirlo en un post? Pues que en China puede ser deporte de riesgo. Coches y motos a golpe de claxon cada 2 segundos, bicicletas motorizadas (e insonoras), peatones, carros y animales comparten la vía pública en absoluto caos para quienes venimos de fuera. Puede que los coches respeten un semáforo rojo, pero para el resto de ocupantes de la calzada no hay normas que valgan. Incluso en ciudades como Guilin o en el barrio musulmán de Xi’an ocupan también las aceras y cualquier hueco por donde puedan colarse sin importarles un pimiento si hay algún peatón ahí. Es como en Marruecos o Túnez pero a lo bestia.
Lo curioso es que para ellos es un caos ordenado en el que al final sorprendentemente no ves golpes ni atropellos constantes (aunque hay muchísimos, según nos contaron, que se saldan con un intercambio de dinero acordado entre las partes implicadas). Cuando aterricéis por primera vez y queráis cruzar la primera calle seguro que os quedáis un rato paralizados sin saber cómo hacerlo sin perder la vida en el intento. Nuestro consejo es que al principio os peguéis lo más posible a un «local», quedando éste entre los vehículos atacantes y vosotros, y crucéis junto a él sin mirar nada más para evitar entrar en pánico.

Enseguida podréis moveros como locales aunque es cierto que en lugares como el barrio musulmán de Xi’an al atardecer es imposible acostumbrarse aunque ya llevéis un par de semanas moviéndoos por China.

En metro

Las grandes ciudades como Pekín, Shanghai y Xian cuentan con una extensa red de metro, excepto en el último caso que es bastante más modesta y que, además, no conecta los principales puntos de interés turístico. Los planos de metro, estaciones y demás llevan escritos los nombres en inglés además de en chino por lo que resulta bastante fácil moverse en este medio. Otra cosa es el adquirir el billete, que al principio del viaje puede resultar misión imposible al ver cómo no hay manera de que no se te cuelen constantemente los chinos. Esto pasa sobre todo el primer día, luego ya te acostumbras a sacar codos y echarle el mismo morro que ellos. Ojo también con las estaciones de metro principales que cuentan con unas 20 o 30 salidas y entre una y otra puede haber un par de kilómetros, como en People’s Square en Shanghai. Mirad bien el mapa de la zona antes de salir por una de ellas.

En Pekín, hay un único tipo de billete del mismo precio para recorrer cualquier distancia y sin límite de trasbordos. La excepción es la línea express al aeropuerto que sí lleva un sobrecargo y que pueden intentar colarte en las taquillas aunque no vayas a pasar ni de lejos por ahí. Niégate, no te muevas del sitio y eleva la voz un poco y problema solucionado, como casi todo en China.

En Shanghai el precio del billete va en va en función de la distancia a recorrer. Se pueden comprar tarjetas que se recargan con el importe que se quiera y sirven para pagar tanto en el metro como en autobuses y taxis. Y también está la opción de una tarjeta para el metro que dura 24 horas desde el primer trayecto, recomendable si se piensan coger bastantes y de relativa larga distancia.

Autobuses

En todas las ciudades chinas hay infinidad de líneas de autobús. Probablemente tengas que recurrir a este medio de transporte para llegar a zonas menos turísticas, para ir a pueblos de las afueras o incluso para moverse por las zonas más turísticas de ciudades como Xi’an o Guilin (aunque aquí puedes ir andando a casi todo).

Por lo general, en los autobuses debes pagar el precio exacto al conductor o a lo que llamamos nosotros «la gobernanta». Así que, a no ser que tengas la tarjeta precargada como en Shanghai mejor que lleves un buen puñado de monedas sueltas para cada trayecto. Si no, siempre puedes probar a montar un poco de escándalo y ver si acabas en el bus pagando con las monedas que tienes, aunque sea menos de la mitad del billete, con tal de que te calles.

Taxi

El bajo precio de los taxis en China hace que sean una de las opciones más elegidas por los turistas. Sin embargo, los foros y blogs de viajeros están llenos de problemas de regateo, precio equivocado y pequeñas estafas.

Nosotros sólo cogimos un par y la verdad es que no tuvimos problema. El primero en Shanghai íbamos con un «medio-local» que hablaba chino bastante bien y tenía tarjeta de transporte para pagar el taxi así que no tiene mucho mérito que lográramos hacer el trayecto sin incidencias. El segundo fue desde la estación de Pekín hasta nuestro hotel y tampoco tuvimos problema porque puso el taxímetro desde el principio y con mapa en mano vimos que iba en la dirección correcta, así que no nos tocó negociar ni pelear nada.
Además de estos medios de transporte «clásicos», siempre hay opciones como alquilar una bici (si tienes valor para ello), subirte a un rickshaw para recorrer los hutongs u otros vehículos turísticos.

8. Excursiones

En China todo es inmenso, incluso la cantidad de agencias de viaje locales que ofrecen las excursiones más populares en cada destino. A través de Internet se pueden encontrar infinidad de ellas y dejar ya contratadas las excursiones desde aquí. Otra opción es esperar a llegar al destino principal y contratarlas allí; y, finalmente, siempre se puede ir completamente por libre. Según el punto de origen, el destino y el tiempo y presupuesto que se tenga conviene más una u otra opción.

Excursión por los ríos Li y Yulong

Por libre

La opción más económica es realizar las excursiones completamente por tu cuenta, de modo que sólo tengas que pagar el transporte y la entrada. A cambio, la información del lugar a visitar deberás llevarla tú, bien para leerla in situ como si llevaras un guía o bien para hacerlo con antelación a la visita.

Las excursiones por libre permiten más flexibilidad en cuanto a horarios e itinerarios, aunque siempre sujetos a lo que te marquen los transportes para llegar allí, claro. Para este tipo de visitas es fundamental llevar el nombre del destino escrito en chino para poder preguntar en caso de necesidad al conductor o a los habitantes del lugar en cuestión.

Estas son algunas de las excursiones que se pueden realizar por libre de forma sencilla:

  • Gran Muralla China, tramos de Badaling y Mutianyu: se puede llegar fácilmente a ambos tramos en transporte público, al primero en tren y al segundo en autobús. Si queréis más información no os perdáis el post de cómo realizar la excursión a la Gran Muralla China por libre.
  • Ejército de Guerreros Terracota en Xi’an: queda retirado de la ciudad pero se accede fácilmente en el autobús que sale de la estación de tren del norte. Como es sencillo llegar por libre, es habitual que en la cola del autobús te asalten infinidad infinidad de conductores que te llevan más o menos por el doble. Si vais a hacer esta excursión por libre os decimos cómo hacerlo en el post Tres días en Xi’an.
  • Zhujiajiao, pueblo del agua: desde la estación de autobuses turísticos de Shanghai salen excursiones a diario a los denominados pueblos del agua, uno de los mayores atractivos de la zona. Aunque a todos ellos se puede llegar en transporte público por libre, la mayoría requieren cambios de autobuses o trayectos combinados con taxi o tren que hacen que sea más complicado su acceso por libre. Sin embargo, la proximidad de Zhujiajiao al centro de Shanghai hace que se pueda llegar fácilmente en un solo autobús y en una hora aproximadamente. Consulta cómo llegar a Zhujiajiao desde Shanghai por tu cuenta.
  • Hangzhou: se trata de una ciudad de 6 millones de habitantes por lo que no es tanto una excursión como un destino más que muchos incluyen en su ruta por China. En nuestro caso no teníamos tantos días así que hicimos una excursión de un día a Hangzhou desde Shanghai para poder ver lo más destacado. Se puede llegar fácilmente en tren de alta velocidad y hay muchos horarios disponibles para elegir.

Excursiones semi organizadas

Igual que para nosotros es perder el dinero hacer la excursión a la Gran Muralla, los guerreros de terracota, etc. con una agencia, hay otras excursiones que si bien se pueden hacer del todo por libre, es más complicado cuadrar horarios de los diversos transportes que hay que coger y si no tienes mucho tiempo es mejor contratarlos allí.

A la hora de reservar una excursión en China verás que en algunos casos hay dos opciones para un mismo destino: para chinos y para el resto. Las que son para chinos cuestan mucho menos y, a cambio, paran en varias tiendas durante la excursión. Lógicamente, cualquier explicación se realiza en chino. Estas son algunas de las excursiones que se pueden contratar sin problema una vez en China:

  • Xitang y otros pueblos del agua: no es una visita guiada como tal, sólo contratas el traslado en autobús y la entrada al pueblo. Salen a diario de la estación de autobuses turísticos de Shanghai, junto al estadio y en nuestra opinión merece la pena hacerlas de este modo porque no pagas mucho más que por libre y vas directo. Así te ahorras tener que coger varios medios de transporte en un país en el que es difícil entenderse. Toda la información en el post Excursión a Xitang desde Shanghai.
  • Ríos Li y Yulong: si el viaje por China incluye Guilin, realizar el crucero por el río Li hasta Yanghsuo en imprescindible, tanto si te vas a alojar allí como si no. A pesar de no ser una gran ciudad es en esta zona donde es más fácil entenderte en inglés ya que es muy turística también para los occidentales. Aun así, como nosotros no íbamos a hacer noche en Yangshuo y queríamos hacer el crucero en balsa de todos modos optamos por contratar la excursión en la agencia de viajes del hotel. Tuvimos muchas dudas antes del viaje porque nos daba miedo que luego no pudieramos hacerla por algún motivo pero nos parecía exagerado el precio contratándola desde España y teníamos razón: nos costó tres veces menos haciéndolo allí y hay tantísima oferta que no hay problema de fechas aunque la reserves la noche de antes. Al subirnos al autobús de camino al embarcadero nos ofrecieron la opción de hacer esa tarde un crucero por el río Yulong. Si queréis más información sobre esta excursión consultad el post Crucero por los ríos Li y Yulong.

Excursiones organizadas

Como podéis ver en China se puede hacer todo por libre sin problema y si se anda justo de tiempo siempre se pueden contratar algunas excursiones in situ. Aun así, en nuestro caso también recurrimos a dos excursiones que llevamos reservadas desde España:

  • Bancales de arroz del Espinazo del Dragón Longsheng: esta excursión era uno de nuestros destinos imprescindibles en el viaje a China, no queríamos jugárnosla a que hubiera algún problema y, además, queríamos que fuera algo especial, nuestro capricho. Por ello, un par de meses antes del viaje, y tras consultar miles de foros y webs, decidimos contratar la excursión con Gary de Win Win Travels. Así garantizábamos que llegaríamos sin problema y, a la vez, tendríamos a un guía excepcional solo para nosotros, igual que los bancales, que los vimos completamente solos en la ruta que hicimos. Es cierto que sale más caro que contratar la excursión en grupo en cualquier agencia una vez allí pero la experiencia es completamente diferente y merece la pena. Tenéis toda la información en el post Un día en los bancales de arroz de Longsheng.
  • Cuevas de Yungang y Monasterio Colgante de Hengshan, en Datong: cada una de estas dos visitas está en una dirección diferente desde Datong con lo que ir en un mismo día a ambas completamente por libre en transporte público lo vimos imposible. Barajamos la opción de contratar un conductor que nos llevara a ambos lugares una vez allí pero dado que llegábamos a la ciudad a las 4 de la madrugada y nos íbamos a la mañana siguiente no quisimos arriesgarnos a no poder hacerlo con tan poco margen. Como también queríamos llevar los billetes de los trayectos largos de tren reservados desde España aprovechamos la misma agencia local para que nos organizara ese día con las dos visitas. Agradecimos también las explicaciones de nuestra guía y el tener todo incluido durante ese día, sin tener que preocuparnos de nada. Tenéis toda la información en el post Excursión a las cuevas de Yungang y el Monasterio Colgante de Hengshan.

9. Doce cosas que debes saber de los chinos

Antes de nuestro viaje, nos hartamos de leer en foros y webs el shock cultural que supone plantar los pies en China por primera vez, en especial si generalmente viajas a países europeos y/o norteamericanos. Y lo confirmamos: hay cosas que por, más que te hayan contado, te dejan alucinado cuando las vives en primera persona.

En nuestro caso, China fue nuestra primera experiencia en Asia (exceptuando unas horas en el lado asiático de Estambul que, para este caso, no cuenta). Sí teníamos experiencia en ciertos temas como el regateo o el arte de cruzar las calles por las bravas de países como Túnez y, en especial, de nuestra experiencia viviendo en Marruecos a mediados de los 90 y a principios del siglo XXI. Aun así, China nos supuso otro mundo y queremos contaros a continuación algunas de las peculiaridades que tanto nos llamaron la atención. Algunas son simplemente eso, peculiaridades que te pueden llamar más o menos la atención; y otras son de obligado conocimiento para poder viajar por libre y no perder tiempo y dinero inútilmente.

  1. No hablan inglés y menos aún castellano. Esto puede suponer una ventaja para aquellos que les da cierto miedo viajar por aquello de no entenderse. En China da igual, a no ser que hables mandarín ya puedes dominar el inglés, francés, alemán o arameo que sólo te vas a poder entender por el lenguaje universal de los gestos. En los hoteles puedes comunicarte en inglés siempre que no te salgas de lo habitual y a ser posible con monosílabos. Ellos dan por hecho que todos los occidentales hablamos el mismo idioma, el inglés, así que cuando un niño se te acerque con su mejor sonrisa a decirte un par de palabras en inglés para honrarte o presumir delante de su madre, actúa como si el inglés fuera tu único idioma.
  2. Son, por lo general, muy amables. Que no te entiendan no quiere decir que no puedan ayudarte. Si llevas escrito en chino lo que necesitas o una foto de un lugar, por ejemplo, pueden llegar a acompañarte hasta el destino en concreto, a dibujarte un mapa o a reunir a todo el pueblo si hace falta para explicarte qué bebida es la que sirven en un puesto. Lo importante es perderle el miedo y lanzarse.
  3. Ellos también nos tienen miedo. Lo de no entenderse es cosa de las dos partes y no es raro que en un determinado puesto los empleados hagan lo posible por cargales el «marrón» de atender al extranjero a otro compañero. Nosotros llegamos a ver cómo el vendedor de refrescos de un puesto contaba todos los billetes de la caja una y otra vez con tal de no atendernos, con la certeza absoluta de que no era por falta de educación ni mala uva, sino puro miedo.
  4. ¿Chino o bebé? Si un chino se enfada o quiere que te largues porque da por zanjada la conversación (porque no te entiende o porque no quiere) su respuesta será igual que la de los bebés cuando empiezan a balbucear sus primeras sílabas y se enfadan: ma ma ma ma ma ma. A veces usan un solo «ma» interrogativo para todo así que si quieres parecer que sabes chino ve diciendo «ma» a gritos y como mínimo seguro que captas su atención.
  5. A codazos y empujones. En toda cola en China, excepto en sitios completamente internacionales como los aeropuertos de ciudades principales, hay que sacar bien los codos hacia fuera y andar con decisión hacia la caja, taquilla, etc. sin importar si hay alguien delante o no. Esto cuesta mucho hacerlo así de base según llegas, pero cuando lleves 20 minutos para sacar un billete de metro porque todo el mundo se te cuela aprenderás en un santiamén.
  6. Siempre con paraguas. Si llueve para no mojarse y si hace sol para que no les roce ni un rayo, los chinos siempre van con paraguas en mano a todas partes. Es bastante molesto en atracciones turísticas masificadas porque además de moverte a codazos tienes que ir esquivando paraguas para que no te saquen un ojo. Así que hazte tú también con uno, más que nada para protegerte de los suyos.
  7. Mira bien el suelo que pisas. Y no sólo el suelo. Los chinos escupen continuamente y según les cuadre, sin mirar ni reparar en lo que pueda haber a su alrededor.
  8. La tarjeta, con las dos manos. Aunque el pago con tarjeta de crédito es casi imposible, en los escasos lugares donde la aceptan, como hoteles internacionales, tienes que entregar la tarjeta con las dos manos, sosteniendo cada lado entre tu pulgar e índice.Si no lo haces así no pasa nada, pero te mirarán raro.
  9. El arte del regateo. Si en los países árabes es común el regateo, en China es imprescindible para todo, hasta para comprar una botella de agua en un puesto. Lo fundamental es no cortarse porque lo habitual es que te pidan 10 veces más de lo que vale. Si no se te da bien regatear o fingir que no puedes pagar más, lleva encima sólo lo que quieras gastarte y verás qué bien funciona. A nosotros nos fue de perlas en la excursión a la Gran Muralla con los gorros chinos y el agua. Eso sí, a la vuelta no querían ni que entrarámos en sus tiendas para no «saquearles» más. Obviamente si cedieron es porque sacaban beneficio, menos del esperado, pero beneficio.
  10. Cruzar la calle sin morir en el intento. Coches, bicis, motos, camiones, personas… todo circula por las grandes ciudades en absoluto caos. Poco importa si hay un semáforo en rojo porque sólo pararán los coches, cualquier otro vehículo seguirá su camino sin importarle lo que haya en la calzada. Es como en los países árabes pero a lo bestia. En especial las bicis «tuneadas», que llevan un motor que no hace ruido alguno, son un peligro constante. Lo peor de lo peor es el barrio musulmán de Xi’an al atardecer porque las dichosas motos y bicis van por las calles hasta arriba de gente como si no hubiera nadie. Este es nuestro trupo: pégate literalmente a un peatón local y sigue sus pasos a escasos centímetros sin mirar. Quizá no sea la mejor estrategia pero para nosotros funcionó ya que estuvimos en China y vivimos para contarlo sin perder dos horas en cada cruce.
  11. Como estrellas de cine. Si nosotros describimos a los chinos como los de los ojos rasgados, ellos a nosotros nos ven como los de las «narices grandes». Eso no quita que para los habitantes de pueblos pequeños que van a las ciudades u otros puntos turísticos y ven a un occidental por primera vez en su vida seamos lo más llamativo del lugar. De ahí que quieran hacerse fotos contigo constantemente, que obliguen a niños pequeños a posar junto a ti si das tu consentimiento, etc. En nuestro caso, quizá por coincidencia, en el sur sólo les interesaban las mujeres occidentales.
  12. Ojo con los bebés. Como en todas partes, son muy ricos y muy guapos, pero en China la inmensa mayoría de los padres no son partidarios de usar pañales, así que se limitan a hacerles una raja a los pantalones por donde ellos hacen sus necesidades donde y cuando les cuadre.

10. Moneda, tarjetas de crédito y compras

El término habitual para denominar a la moneda china es el yuan. Al igual que la mayoría de blogs y webs, nosotros también hablamos de yuanes en nuestros artículos sobre China. Sin embargo, el nombre oficial es Renminbi, que significa moneda del pueblo, y en los billetes el símbolo que aparece es RMB (entre nosotros decidimos llamarlo rambutanes). El yuan es entonces la unidad básica del renminbi y es coloquialmente como se conoce a la moneda china, incluso en el propio país. Lo importante es saber que tanto si te dicen un precio en RMB como en yuanes significa lo mismo. Cada yuan se fracciona en 10 jiao y cada uno de ellos en 10 fen, aunque al menos nosotros no llegamos a ver esta última moneda mas que en una ocasión. Existen billetes de 5, 10, 20, 50 y 100 yuanes y las cantidades menores, tanto de yuanes como de jiao, son en monedas. Cuanto más occidental o turístico sea el producto o servicio a abonar más fácil es que sean yuanes redondos, sin jiao.

Cuánto llevar

El total de dinero a llevar desde España dependerá en gran medida de la duración del viaje y del plan del mismo: qué excursiones vas a hacer, compras imprescindibles… Y lo que ya tienes pagado desde antes del viaje o no. En general, todo es más barato que en España, en especial las comidas y compras y no tanto las entradas a lugares muy turísticos y emblemáticos como la Ciudad Prohibida, los Guerreros de Xi’an, la Gran Muralla… Aunque hay cajeros lo mejor es que lleves dinero suficiente para evitar tener que sacar allí y pagar la correspondiente comisión. Nosotros llevamos 500 euros para los dos durante 21 días y nos sobró, ya que llevábamos los hoteles y traslados principales (vuelos internos y trenes nocturnos) ya pagados desde España.

Dónde cambiar dinero

Lleves la cantidad que lleves en euros y otra moneda lo mejor es no cambiarlo todo a la vez, sino ir haciéndolo según vayas necesitando cada dos o tres días. En el aeropuerto que aterrices necesitarás cambiar una pequeña cantidad para coger el metro, taxi… Pero cambia sólo lo imprescindible. Una vez en Pekín o Shanghai puedes acercarte a cualquier banco que te ofrecerá mejor cambio seguro. ¡Ojo!, bancos hay miles, con horarios muy amplios pero no son 24 horas y en todas partes por muy capitalistas encubiertos que sean. Así que si vas a llegar por la noche y al día siguiente tienes una excursión o es domingo, mejor cambia algo más en el aeropuerto, por si acaso.

En el día a día

En la mayoría de los hoteles hay cajas fuertes donde puedes dejar el dinero sin cambiar y parte de los yuanes; así, según lo que vayas a ver y hacer cada día puedes llevar el equivalente a unos 50 euros encima, con billetes de varias cantidades y siempre con monedas porque en algunos autobuses, por ejemplo, tienes que pagar el precio exacto con moneda. Ese dinero de cada día puedes llevarlo distribuido así: billetes grandes en una cartera o riñonera de estas que van pegadas a ti y que no se ven ni se sabe que las llevas; monedas en un bolsillo con cremallera fácilmente accesible; y billetes pequeños en otro bolsillo o una cartera que tengas a mano. No es para evitar un robo, porque carteristas no hay ni uno, sino para evitar perder parte al sacar la cartera y que te sea más cómodo ir pagando sin sacar un fajo inmenso de billetes cada vez.

Tarjetas de crédito

En este punto es donde China es lo más opuesto a Islandia que hemos encontrado, además de en la cantidad de gente que hay en cada sitio. Si en Islandia no hace falta llevar ni una sola moneda o billete para nada de nada (de hecho, desaconsejamos totalmente llevar ni siquiera euros), en China la tarjeta de crédito va a quedar casi intacta al final del viaje. Cuando lleves dos o tres días en China optarás por dejarla en la caja fuerte del hotel y no pasearla más inútilmente.

Quedan excluidos los hoteles para occidentales de 3, 4 y 5 estrellas que suelen aceptar tarjetas de crédito, aunque de manifiesta mala gana. En China, no aceptan tarjetas de crédito ni en museos, ni en agencias de viaje locales, ni en estaciones de trenes y autobuses, ni en restaurantes (ni occidentales ni chinos), ni en tiendas, ni en supermercados. Vamos, en prácticamente ningún sitio. De hecho, es sacar la tarjeta y mirarte con cara de entre miedo y asco y empezar con su «ma ma ma» (ver post 12 cosas que debes saber de los chinos).

¿Dónde aceptan tarjetas de crédito en China? Como decíamos, según nuestra experiencia, en los hoteles de 3, 4 y 5 estrellas para occidentales de las ciudades principales, en el restaurante Bi Feng Tang de Shanghai (y sólo porque un amigo que hablaba chino se puso pesado) y los restaurantes Fangshan y Kim Mansion Gate Roast Duck Shop de Pekín.
Recuerda que tanto si vas a pagar con billetes como con tarjeta te mirarán con cara rara si no se lo das con las dos manos, tal y como te contamos en el post de costumbres chinas.

De compras

Excepto en supermercados, restaurantes y tiendas de grandes de museos en China nada tiene un precio fijo. El regateo es absolutamente imprescindible si no se quiere pagar hasta 10 veces más, no sólo por una camiseta o un souvenir, sino por una simple botella de agua. El regateo es todo un arte en China aunque si estás acostumbrado a ello de países musulmanes sólo tienes que seguir la misma estrategia pero pensando que allí es mucho más exagerado.

Si quieres acabar rápido lo mejor es que digas tu precio y, si te dicen que no, te vayas y listo. Si vuelven a por ti es que puedes sacarlo por ese precio que has dicho, no cedas ni dudes lo más mínimo. Si cuando dices tu precio se van, prueba en otra tienda y si en dos o tres se van es que de verdad estás diciendo demasiado poco. Lo bueno es que como tiendas y puestos hay miles puedes probar todo lo que quieras. Si no se te da bien regatear o fingir que no puedes pagar más, lleva encima sólo lo que quieras gastarte y verás qué bien funciona.

11. Seguridad: robos, timos…

«Por lo general, China es un país bastante seguro. No obstante, hay que extremar las precauciones para evitar robos en los sitios turísticos, en medios de transporte como el metro de Pekín, en mercados y en cualquier otra zona concurrida«. Estas son las recomendaciones de viaje del Ministerio de Asuntos Exteriores. Basados en nuestra experiencia y en la de otros viajeros que han visitado China, sólo coincidimos en la primera parte, que es un país bastante seguro. Pasamos varios días en grandes ciudades como Shanghai y Pekín, moviéndonos siempre en metro y autobuses, visitando mercados y los principales puntos de interés turístico y ni atisbo de robos. Suponemos que la fuerte presencia policial y los controles en puntos como Tian’anmen echan para atrás a los posibles carteristas.

El timo de la ceremonia del té

Lo que sí pudimos comprobar en primera persona fueron los famosos timos de la ceremonia del té y sus variantes, tanto en Shanghai como en Pekín. Estás en China, nadie entiende ni habla inglés, ni siquiera en los hoteles pasan del nivel más básico, son buena gente pero mantienen las distancias a no ser que requieras de su ayuda y, de repente, se te acerca una simpática pareja que lo habla mejor que el chino y está deseando charlar. O simplemente empiezan pidiéndote en un perfecto inglés que les hagas una foto porque ellos también aparentan ser turistas. ¡En guardia! Te preguntarán de dónde eres, cuánto llevas en China, si te gusta… Vamos, todo muy cordial y normal. Ellos fingirán que están aprendiendo inglés y quieren practicar, todo con sonrisas de oreja a oreja permanentes. Y en cuanto se haya roto el hielo te propondrán seguir la conversación en un sitio genial donde hacen la ceremonia del té. Si picas, en algún momento ellos desaparecerán y a ti te pegarán la clavada del siglo y como te niegues o discutas vendrán unos «simpáticos» gorilas a quitarte de la cabeza todo intento de rebelión.

Este timo es muy frecuente en la Plaza del Pueblo, East Nanjing Road y Yuyuan en Shanghai y en los Hutongs y zonas más turísticas de Pekín. Aunque lo sepas y no vayas a caer en la trampa, como son tan simpáticos y empalagosos te hacen perder muchísimo tiempo. No es fácil convencer a una dulce parejita que te invita amablemente y te pide por favor que les ayudes a mejorar su inglés. En nuestro caso optamos por hacernos los suecos, los chinos o más bien los españoles: les contestábamos siempre en castellano que no entendíamos nada y seguíamos andando. Mano de santo.

El problema con este tipo de timos es que hay veces en las que puedes perder una interesante oportunidad de charlar con la gente de allí. Tras ver estos intentos de timo constantes, más que allí nadie habla inglés, a la primera que se te acerca alguien que sí lo habla ya desconfías y puede que sus intenciones fueran totalmente inocentes. En Guilin, por ejemplo, se sentó junto a nosotros un profesor de colegio que machacaba a sus chavales a diario para que aprendieran inglés. Se tiró un buen rato hablando con nosotros y luego nos invitó a ver la galería de arte de un amigo. Hasta ahí bien, fuimos y no compramos nada, no había posibilidad de encerrona. Luego nos habló de un restaurante estupendo para probar el pescado de la zona, nos entró el miedo y nos negamos. Quizá habría sido una experiencia estupenda, tanto personal como culinaria, pero no quisimos arriesgarnos.

Consejos para que no te estafen ni te roben en China

  • No lleves el dinero en la mano, o guardado detrás en la mochila o cualquier otra invitación para que te peguen el tirón.
  • Nunca dejes dinero y documentación en el hotel si no es en la caja fuerte.
  • Lleva siempre el dinero lo más distribuido posible en sitios seguros: bolsillos frontales que queden tapados, riñoneras y bolsos específicos de viaje que son para llevar por dentro de la ropa y cajas fuerte de hoteles. 
  • Deja para los bolsillos frontales del pantalón billetes pequeños y monedas que puedas sacar fácilmente cuando lo necesites.
  • Desconfía de cualquiera que se te acerque directamente hablando en perfecto inglés, en especial en las zonas comentamos de Shanghai y Pekín. Por si quieres probar suerte a ver si no es un timo, habla con ellos o acompáñales si quieres, pero nunca a un sitio que pueda convertirse en una encerrona.

 

12. Diez claves de la comida China

Arroz tres delicias, pollo con limón, rollito de primavera… Si vas a viajar a China ya puedes olvidarte de la típica comida que sirven en occidente los restaurantes asiáticos. No se parece en nada.

La gastronomía china cuenta con detractores, que si pica mucho, que si son cosas muy raras, pero lo cierto es que la gran mayoría de los que viajamos al gigante asiático volvemos encantados con su comida. Lo mejor es olvidarse de los prejuicios e ir probando poco a poco la infinidad de opciones que ofrece la comida china. Con cuidado, porque es verdad que hay pequeños ingredientes que como te los comas así sin más vas a estar ardiendo horas, pero pronto empezarás a identificarlos. Además, si necesitas un descanso o si definitivamente no es lo tuyo, siempre están los típicos restaurantes occidentales donde degustar una pizza o una hamburguesa, más o menos normales.

1. El arte de los palillos
La primera diferencia con los restaurantes chinos en España es que en China no hay alternativa a los palillos. A no ser que estés en un restaurante occidental, no te queda otra que aprender a comer con ellos. Si piensas que no vas a poder, no te preocupes y no se te ocurra cargar con cubiertos desde aquí, nosotros también somos especialmente patosos con ellos en España pero allí la cosa cambia, para empezar porque la comida está realmente preparada para cogerse con palillos: el arroz queda como en pegotes grandes, los tallarines son larguísimos y se adhieren a los palillos y la carne y verduras van cortadas al tamaño perfecto para coger los trozos y a la boca.

El arroz que ponen en China se coge perfectamente con palillos
Tallarín gigante, coge los palillos y a la boca, lo que no quepa se corta con los dientes y al plato

Otra cosa es que lo hagas con más o menos arte porque se supone que los palillos deben cogerse lo más arriba posible, complicado si no estás habituado. Luego, no intentes sorber los fideos o tallarines, algunos de literalmente un kilómetro de largo; lo que sobra se corta con los dientes y vuelve al plato hasta la próxima tacada.

Lo único que no se come con palillos es la sopa. Para eso ponen una pequeña cucharita con forma de cuenco, no demasiado cómoda pero a la que también acabas habituándote..

2. ¡Manos fuera!
Seas más o menos diestro con los palillos, lo que debes evitar a toda costa es comer con las manos, y más si no quieres que se te quede toda China mirando. Ellos cogen los palillos bien arriba precisamente porque está mal considerado tocar la comida con las manos y éstas deben permanecer lo más alejadas posible.

 
La copa de cerveza sí se coge con la mano
La carne va perfectamente cortada para coger un trozo y a la boca

Un caso curioso ocurre en cadenas occidentales de pizzerías en las que sí hay cubiertos que los occidentales manejamos a la perfección pero para los chinos puede ser un suplicio. Así, entre esto y que no pueden tocar la comida con las manos lo habitual es verles pinchar una porción de pizza con el tenedor o el cuchillo y, ¡a mordiscos!

3. La ausencia de servilletas
Quizá uno de los motivos por los que los chinos no tocan la comida con las manos es porque dificilmente van a poder limpiarse después. En ninguno de los restaurantes donde comimos, de todas las categorías, encontramos una mísera servilleta. Así que no te olvides los kleenex o toallitas a no ser que seas el amo en el arte de los palillos.

Las comidas que sí pueden cogerse con las manos, como la rana, más que nada para no ahogarte con un hueso, vienen acompañadas con un cuenco pequeño donde van cayendo las sobras según comes. En estos casos es donde más echarás de menos las servilletas.

Típico plato de tallarines con el que acabas bien pringado y buscando kleenex a la desesperada
Imposible no ponerse perdido, sobre todo intentando no coger las guindillas

4. En el restaurante
Lo mejor de los restaurantes chinos normales es que tienen unas cartas de páginas y páginas donde es imposible que no encuentres algo que te guste. Lo único que no suele figurar en los menús chinos son las ensaladas o en general platos con ingredientes crudos.

Todos los platos cuentan con fotos gigantes por lo que si no están los nombres traducidos al inglés no importa. Y en algunos casos las traducciones son cuanto menos curiosas, como una foto de un pollo asado cuyo nombre indicaba «corn». Así que mejor fiarse de las fotos y hartarse de paciencia, eso sí, porque no hay orden ni concierto en las cartas, los helados aparecen mezclados con los principales, no hay diferencia alguna entre primeros, postres, etc.

Judías verdes con cosas y rollitos de arroz con caramelo y cacahuete
Típico final de una buena comilona, cuenco al fondo y los platos aún llenos de comida de la cantidad que ponen

En China lo habitual es que te pongan comida para el doble de los comensales como mínimo, si no es como una falta de respeto. De hecho, a todos los platos que te ponen siempre añaden un bol de arroz no vaya a ser que te quedes con hambre. Eso sí, igual de irrespetuoso es ponerte poca comida que que tú te la comas toda. Siempre hay que dejar algo. Pero es fácil, porque por muy rico que estés, con dar salida a la mitad ya estás listo para ganar un concurso americano.

5. Restaurantes occidentales
En todas las ciudades encontrarás grandes cadenas de comida rápida. En especial, en China tienen absoluta devoción por el Kentucky Fried Chicken, pero también hay McDonalds, Pizza Hut… Incluso en Shanghai tienen los famosos pasteles de Belem portugueses.

En todos estos restaurantes encontrarás productos más conocidos y luego otros que nada tienen que ver con los que hay en España. Y mezclas curiosas como pizza con frutas locales.

Pizza a base de frutas locales en Guilin
Perrito caliente made in China

Para muchos chinos estos son restaurantes de lujo y además como no les gusta comer con las manos cuentan con menús de arroz con pollo o cerdo con especias. Por lo general esto es lo que verás que comen los chinos, mientras que los occidentales estarán con las clásicas patatas fritas, hamburguesas, pizzas…

En nuestra opinión, para comer comida china mejor ir a un restaurante chino y reservar las cadenas occidentales para cuando necesitas un cambio gastronómico porque te apetece o porque no andas muy allá de la tripa.

6. Puestos callejeros
Según tu experiencia viajera en cuanto a la resistencia de tu sistema digestivo a las bacterias y virus, puede ser recomendable evitar los puestos callejeros. Es una verdadera pena porque es la mejor manera de meterse en el mundo de la gastronomía china de lleno. Además, pasear, por ejemplo, por el barrio musulmán de Xi’an y no probar bocado es duro.

Zumo de ciruela y yogur, dos clásicos muy fresquitos y ricos
Dátiles y frutos secos versión china

Nosotros empezamos el viaje por China con precaución en cuanto a comida callejera porque es lo que nos decían guías y amigos: que íbamos a ponernos malos seguro aunque en países como Marruecos, Turquía, Tunez o Jordania hubiéramos sido los únicos en librarnos del mal del viajero. Poco a poco nos fue resultando imposible ir probando cosas hasta que al final nos tomamos hasta el yogur fresco de una carreta. Y sí, nos terminamos poniendo un poco malos durante unas horas pero por el exceso de zumo de ciruela y sus obvias propiedades laxantes.

Así, además de probar todo lo posible en el mercado musulmán de Xi’an, nuestra recomendación es probar las frutas, los zumos, la leche de soja fresquita, panes, platos de fideos…

7. Supermercados
Entrar a un supermercado en China es toda una experiencia, sobre todo si tu idea es intentar comprar algo parecido a los ingredientes para hacerte un sandwich o bocadillo para cenar en el hotel. Calculamos que el 80 por ciento de los productos del supermercado son irreconocibles para un occidental. Y el 20 por ciento restante puede llevar sorpresa. Nosotros compramos unas almendras aparentemente normales para poder tomar algo durante la ruta por la Gran Muralla pero estaban impregnadas de un sabor totalmente diferente, alguna mezcla de especias invisible. Lo mismo con unas galletas, que estaban buenas, pero fuimos incapaces hasta de decir si eran dulces o saladas.

De esas sorpresas que te encuentras paseando por Shanghai
Galletitas dulce-saladas para la excursión a la Gran Muralla

Ahora, si te centras en lo que comen los chinos en los viajes en tren o por la calle entonces es fácil: bols de fideos a los que añadir solamente agua, una especie de salchichas para darle el toque a los fideos (y que no saben a salchicha en absoluto) o unas patas de pollo envasadas para los que no tienen remilgos con las partes «raras» de los animales.

8. Delicias locales que no te puedes perder
China es un país enorme, el gigante asiático y, lógicamente, cada región tiene sus propias especialidades gastronómicas. Arroz, tallarines, baozis y verduras son básicos que se encuentran siempre, así como platos con judías verdes y un sinfín de ingredientes irreconocibles; pasta de arroz en forma de rollitos y bañada en dulce; sopas como la de bambú; carne de cerdo, pollo o rana con flor de loto… En cuanto a bebidas en todas partes hay cerveza, zumo de ciruela y leche de soja. Y, además, cada zona tiene sus especialidades. Estos son algunos de los que no te puedes perder en un viaje clásico por China (Pekín, Shanghai, Xi’an, Guilin…):

  • En los alrededores de Shanghai, Tang Yuan: bolas de pasta de arroz rellenas de crema de sésamo negro y cocinadas al vapor que pudimos degustar en Zhujiajiao. Una mezcla un tanto empalagosa si lo tuyo no es el dulce.
    Tang Yuan en Zhujiajiao, no aptas para diabéticos
    Rana con flor de loto en un restaurante de Shanghai
  • El Guilin, Mifen: clásico bol de fideos de arroz con cosas irreconocibles pero delicioso y no especialmente picante. Lo sirven en todas partes para desayunar y dada la abundancia del plato sirve también de comida. En Guilin también es muy famoso el pescado del río, que hay en todos los restauranes.
    Plato de Mifen en Guilin
    En los bancales de arroz de Longsheng crece el principal enemigo de muchos con la gastronomía china: guindillas hiper picantes
  • En Xi’an, en el mercado musulmán, el rou jia mo o hamburguesa china. La verdad es que comparado con el resto de cosas que degustamos en esta zona fue un poco decepcionante.
    La famosa rou jia mo, la única decepción del viaje
    Especie de pan omnipresente en el mercado musulmán
  • En Pingyao, los Kao Lao Lao, una especie de pasta en forma de panal de abejas que está exquisita. También sirven vino blanco local.
    Los famosos y deliciosos Kao Lao Lao
    Una versión curiosa y rica de dumplings en Pingyao
  • En los alrededores de Datong probamos un plato a base de berenjena que era una absoluta delicia, probablemente lo mejor que probamos en China, pero fuimos incapaces de averiguar el nombre o los ingredientes concretos del mismo.
    Plato con berenjena degustado en Datong, una delicia
    Una de tantas versiones de tallarines, todas riquísimas
  • Pato pekinés: el clásico pato pekinés y todas las demás variantes de pato asado, en tiras y demás que son una maravilla para el paladar.
 
Kit completo de pato pekinés
Una versión de dumplings más habitual

9. Y las que es mejor que te pierdas
Seguro que has visto fotos o alguien te ha dicho que en China se comen bichos. No dudamos que pueda ser verdad en algunas zonas pero las habladurías y las imágenes se refieren al mercado de Wangfujing, una auténtica turistada en pleno centro de Pekín. Ahora, si te apetece probar escorpiones, caballitos de mar o gusanos, ese es el sitio más práctico.

«Deliciosas» culebras y serpientes en un mercado de Shanghai
No, no es una coca cola, es la bebida de moda en China y no está nada buena

Además, a nosotros hubo un par de cosas que nos dieron demasiado respeto: una fueron las patas de pollo con tanto disfrutaban los chinos en los trenes, en especial los niños, y otra los helados que vendían en puestos ambulantes en los alrededores de la plaza de Tian’anmen y que sorprendentemente y a pesar del sofocante calor, duraban horas y horas sin fundirse.

10. Disfruta la experiencia
Ver comer pizza trinchada con un tenedor y a bocados, servir 6 fuentes hasta los topes para dos personas, observar a una niña de unos 8 años tomarse dos bols de fideos con salchichas y dos paquetes de patas de pollo en menos de seis horas, adivinar los ingredientes de un plato pedido al azar e incluso oir la variedad de sonidos que emiten los lugareños al comer es, sin duda, parte imprescindible de todo viaje a China.

Tiras de algún tipo de carne con baozis
Platos con cosas variadas, una de ellas medusa

Aunque tengas el estómago delicado o seas un poco tiquismiquis con comidas diferentes en China es imposible que te quedes con hambre. Arroz blanco básico puedes encontrar en cualquier restaurante, fideos, comida occidental… Y además, aquí no hay problema con el horario, los chinos comen a todas horas. Y para que puedan hacerlo, en trenes, estaciones, aeropuertos y demás siempre hay agua hirviendo lista para echar a tus fideos.

13. Internet y teléfono móvil

Al igual que en cualquier otro destino, estar conectado es imprescindible durante el viaje; más aún si vas a estar más de unos días y, sobre todo, si vas por libre. Quizá llegue el día en el que el fin del roaming supere las fronteras europeas y llegue a China y al mundo entero, pero como de momento no tiene ninguna pinta de que vaya a ocurrir, lo mejor es adquirir una tarjeta SIM con el paquete que más se adecúe al uso de datos y llamadas de voz que tengas previstas.

Teléfono

En los principales aeropuertos de entrada a China, como Shanghai y Pekín, puedes adquirir allí mismo una tarjeta SIM para meter en tu móvil (los móviles que funcionan en Europa, también lo harán en China). Como es lógico, tienen varios planes y tarifas, así que según tu viaje será mejor uno u otro. En nuestro caso, dado que sólo íbamos a estar 20 días, no teníamos intención de hacer llamadas y el uso de datos iba a limitarse al Whatsapp y a herramientas propias de buscador y traductor, cogimos el más barato que había. Incluía unos 100 minutos de llamadas, SMS y tarifa de datos a velocidad media más que suficiente para lo que necesitábamos. Conviene pensar previamente en las aplicaciones que podamos necesitar (un traductor y un diccionario offline no están de más) y dejarlas instaladas antes de llegar a China para evitar consumir los datos en reconfigurar el teléfono.

Al final, el tema de las llamadas y los SMS nos vinieron bien para alguna pequeña emergencia. Y el poder recibir llamadas locales sin tener que pagar como habría pasado si no hubiéramos cogido la tarjeta SIM, también.

Internet

Antes de viajar a China, ya sabíamos que Google, la mayor parte de sus servicios y aplicaciones y las principales redes sociales estaban vetadas.

Entonces, ¿se puede o no se puede acceder a google y redes sociales en China? Se puede acceder sin problema desde Hong Kong y desde cualquier parte del país a través de una VPN. Dado que no íbamos a estar en el primer lugar y que tampoco queríamos andar con el tema de las VPN con el planning tan ajustado que llevábamos, decidimos olvidarnos de Facebook y Twitter por unos días y compartir nuestras experiencias y fotos una vez estuviéramos de vuelta en España. En cuanto a Google, no lo echamos demasiado en falta porque al instalar la tarjeta SIM en el teléfono automáticamente aparecieron navegador y aplicaciones similares, como traductor y mapas, que utilizamos sin problema durante todo el viaje. Además, en aquel momento se podía acceder a las páginas de Google a través del dominio google.com.hk (excepto a gmail) sin mayor problema y desde cualquier punto del país, aunque ahora depende de la provincia desde la que te conectes.

Si quieres saber qué webs y redes sociales están prohibidas en China, consulta en esta web.

14. Aseos públicos: el arte de ir al baño en China

¿Un post sobre aseos? Suena raro, la verdad. Por lo general no es una información a la que dediquemos ni una línea de nuestros posts, y menos aún un artículo entero. Pero en un viaje a China lo de ir al baño forma parte de la experiencia de conocer otro mundo y, para que nadie se lleve sorpresas inesperadas, aquí va nuestro decálogo de los aseos chinos:

Compartimos esta imagen de un baño chino publicada en el Daily Mail, nosotros no tuvimos valor de inmortalizar ninguno

1. Olvídate de la taza del water, y del papel higiénico
En los hoteles, al menos en la inmensa mayoría en los que nos alojamos los occidentales, el baño es normal y corriente. Incluso en los principales aeropuertos, en algún restaurante de lujo o en lugares muy muy turísticos para viajeros occidentales se pueden encontrar baños normales. Pero en el resto, olvídate, ni en cadenas de comida occidental donde sí hay cubiertos encontrarás baños occidentales. En lugar de la clásica taza de wc verás un agujero en el suelo a la turca y como con una especie de óvalo tipo taza del water pegado al suelo. Entendemos que este «artefacto» extra es para evitar salpicar, pero el método es el mismo que el agujero sin más. Tampoco existe el papel higiénico, así que acuérdate de llevar siempre kleenex a mano, a no ser que prefieras usar el cubo de agua común…

2. Inundaciones por doquier
No sabemos si será por el sistema este que ponen junto al agujero para hacer tus necesidades o qué pero el caso es que la inmensa mayoría de aseos públicos en China están literalmente inundados cuando entras. Si viajas en verano y vas tan feliz con tus chanclas, no volverás a usarlas tras haber visitado un aseo público.

3. ¿Quién dijo puertas?
Aunque debemos reconocer que la mayoría de aseos públicos que frecuentamos durante nuestro viaje a China tenía puertas, que éstas estuvieran cerradas cuando había alguien dentro haciendo sus necesidades es harina de otro costal. Quizá les dé miedo quedarse encerrados, o necesitan más espacio, pero lo cierto es que rara vez cierran sus puertas. Dado que en cada baño que entramos fuimos buscando uno por uno a ver si había suerte y alguno tenía taza, creednos, lo más normal es que no cierren las puertas.

4. Una hazaña de circo
Visto lo visto, ya ves que ir al cuarto de baño en China es toda una experiencia. Así, aunque haberlos haylos, y muchos, de hecho, el conseguir utilizarlos para su fin depende de lo tiquismiquis que sea uno. Nosotros tuvimos la gran suerte de no sufrir los clásicos problemas intestinales del viajero y, además, a causa del calor, tampoco teníamos que utilizarlos para lo «fácil» con demasiada frecuencia. Ahora bien, cuando no nos quedó otra y más de una vez nosotros mismos nos pusimos de sintonía del circo al intentar mantener la «puerta» cerrada, mientras con la otra mano te desabrochas, intentas apuntar sin tocar nada y mantener la mirada perdida para no ver los kilos de mierda de todo tipo que generarán una arcada y posible vomitona al instante.

5. Para los hombres es fácil
Si eres hombres lo tienes más fácil, ir al baño en China para ti es prácticamente igual que utilizar un urinario común sólo que con más distancia y mayor riesgo de fallo en la puntería. Así, no es raro encontrarse hombres orinando en el campo cuando tienen un baño al lado. Si se trata de ir a mayores, los que hayan tenido que hacerlo en el campo tienen ventaja; los que no, rezad por mantener el equilibrio y aseguraos mucho de no tener nada en los bolsillos que podáis echar de menos jamás. No queremos imaginar la dantesca escena del móvil submarinista y el viajero horrorizado. Si habéis visto Trainspotting os hacéis una idea.

Si sois de diarrea viajera fácil, pertrechaos de al menos un par de paquetes de kleenex si os da vergüenza cargar con un rollo de papel higiénico. ¿Por qué dos paquetes? Me remito al parrafo anterior y a la fastidiosa y ubicua Ley de Murphy (sí, en China también aplica).

6. Y los chinos, ¿cómo lo hacen?
A los chinos no parece importarles lo más mínimo enseñar el culo a todo el que quiera mirar. Incluso aquellos que tienen puerta y pestillo los dejan abiertos, debe de ser la costumbre. Tampoco les importan especialmente las inundaciones, ellos pasan, se bajan los pantalones, se ponen en cuclillas radicales de forma que prácticamente tocan el suelo con el culo y, ¡hala!

7. El lujo no aplica a los baños
Por mi lujoso que parezca un restaurante, un museo o un centro comercial… el baño nunca estará a la altura. Puedes estar en una sala VIP en una estación de tren, limpia, tranquila, con asientos de lujo y ultra moderna, pero en cuanto te acerques al baño te llevarás la decepción: no hay diferencia con el resto. En realidad, puede que sí la haya, nosotros no tuvimos valor de entrar a los aseos de la zona común de la estación, ni los de los mejores vagones de los trenes, en especial, tras ver cómo eran los «VIP». Otro ejemplo: restaurante de lujo en Datong, gente vestida de fiesta celebrando grandes eventos, servilletas de verdad y manteles limpios (raro, raro) y según entras al baño, te vuelves a la mesa del susto. Eso sí, para los valientes, disponían de un único cepillo de dientes común para uso y disfrute de sus clientes.

8. La clave, los minusválidos 
Desesperados por la falta de aseos a la occidental justo el día en el que exceso de zumo de ciruela nos pasó factura, hicimos un intensivo baños por Xi’an y acabamos logrando un gran descubrimiento: algunos tienen un aseo para minusválidos y éste sí es taza del water normal. Ahora, no todos los tienen, en primer lugar; y en segundo, la mayoría de los que sí lo tienen resulta ser multiuso: cuarto de la limpieza, hogar de la persona encargada de limpiar el baño y de su familia… Pero si estás desesperado y ves uno, olvida la vergüenza y prueba, no pierdes nada.

9. Excepciones a tener muy en cuenta
Seguro que hasta existe una aplicación hoy en día que te dice dónde encontrar baños occidentales, pero como la desconocemos vamos a indicar a continuación los que pudimos encontrar nosotros en nuestro viaje de 21 días por Shanghai, Guilin, Xi’an, Pingyao, Datong y Pekín:
– Estación de autobuses turísticos de Shanghai
– Aseos a la entrada del pueblo de Xitang
– Restaurante del parque Beihai en Pekín
– Pizza hut de Wangfujing
– Aseos a la entrada de la Gran Muralla, tramo Mutianyu

10. Y para la próxima, el invento de decathlon
Al poco de volver de China descubrimos que en Decathlon venden un invento para las mujeres que les permite orinar como a los hombres, es decir, de pie y en cualquier sitio. Aunque para ciertas necesidades no sirve, para las normales si todo va bien te quita el problema y evitas la música de circo. El día que volvamos a China nosotros al menos lo tenemos claro.

15. Lo que hay y lo que no hay en China 

 

Para terminar nuestra serie de 15 consejos para viajar a China por libre vamos a enumerar, a modo de resumen, lo que hay y no hay en el gigante asiático.

Lo que hay en China

  1. Millones de personas por todas partes: esto responde a la pregunta con la que encabezamos el post, sí, las colas son inmensas en muchos sitios, para subirse a un autobús, para acceder a un museo…
  2. Muchísima contaminación en las ciudades: no es raro ver a mucha gente con mascarillas y pasar días completos sin ver más allá de unos pocos metros por la contaminación en el aire.
  3. Una gastronomía variadísima y exquisita: hay de todo y para todos los gustos, quizá lo único que no sea fácil de encontrar sea el queso o las ensaladas, pero lo demás, sin problema.
  4. Un caos circulatorio permanente: motos, carros, coches, peatones, todo convive en las vías en el más absoluto desorden, pero sorprendentemente no hay accidentes ni atropellos habituales.
  5. Aseos públicos cada pocos pasos: en todas las ciudades, pueblos y hasta en medio del campo hay aseos públicos y gratuitos.
  6. Gente encantadora que se desvive por ayudar si se lo pides: no saldrá de ellos pero si pides ayuda humildemente, con lo que necesites escrito en chino y a ser posible con una palabra de agradecimiento en su idioma, descubrirás que hay mucho más detrás de las caras serias e indiferentes que se ven a primera vista.
  7. Una red ferroviaria impresionante y los autobuses y metro de las ciudades también. Es difícil no encontrar transporte para un trayecto. Otra cosa es que sea más o menos rápido. 
  8. Una mezcla de admiración/miedo al turista: los turistas chinos que acuden a las grandes ciudades y ven por primera un occidental no dudarán en fotografiarse con la mayor atracción de su viaje: tú. Y aquellos que atienden puestos, recepciones… y que no saben ni una palabra de inglés intentarán por todos los medios evitar el contacto contigo.
  9. Una riqueza cultural impresionante: siglos y siglos de historia, un modo de vivir totalmente diferente, costumbres que a nosotros nos suenan «a chino»… Sólo con pasear por un parque, una bulliciosa calle o un mercado descubrirás otro mundo, que sorprende y embriaga por igual.
  10. Alojamientos para todos los presupuestos: al igual que con los aseos públicos, en China hay hoteles a cada paso. Lo bueno es que con tanta oferta los precios son muy competitivos y, además, hay alojamientos para todos los gustos y bolsillos.

Lo que no hay en China

  1. Orden o reglas para moverse entre el gentío y las colas: lo habitual en China es moverse a codazos, hacer caso omiso de quién hay alrededor y una vez que visualizas tu objetivo lanzarte sin más a por él, hasta que encuentres un obstáculo inamovible.
  2. Delicuencia o robos a turistas, más allá de los timos habituales. No es cuestión de llevar el dinero asomando de los bolsillos pero es cierto que las ciudades chinas son muy seguras en cuanto a carteristas se refiere. Otra cosa son los timos propios de ciertas zonas que hay que evitar.
  3. Aseos públicos en los que uno se atreva a hacer sus necesidades sin remilgos: sí, en el punto anterior decíamos que hay baños cada pocos metros pero otra cosa es el estado de los mismos. Según donde estés puede resultar tarea imposible encontrar un aseo público que no genere como mínimo un par de náuseas.
  4. Posibilidad de pagar con tarjeta de crédito, salvo contadas excepciones, como en los hoteles para occidentales y algún restaurante en Pekín. Y aunque las acepten, las mirarán con una mezcla entre miedo y asco al verlas.
  5. Acceso sencillo a redes sociales: en China Google y las principales redes sociales como Facebook, Twitter o Instagram están prohibidas y sólo se puede acceder mediante VPN.
  6. Gente que hable inglés: como máximo podrás entenderte en inglés, siempre que no te salgas de lo básico, en las recepciones de los hoteles. El resto, olvídate.
  7. Precios fijos: en tiendas, puestos de comida y demás toca regatear porque nunca verás un precio y lo que te digan será desorbitado. En China hay que regatear hasta por una botella de agua.
  8. Camas blanditas: en los alojamientos en China las camas suelen ser enormes pero, eso sí, en modo chino en cuanto a dureza. Así que por muy cansado que estés no hagas la gracia de tirarte a la cama con impulso porque te vas a hacer daño seguro.
  9. Queso y ensaladas: la gastronomía china es excelente y muy variada pero es raro encontrar ensaladas frescas, o ingredientes crudos en general, y quesos.
  10. Escasez de comida y de carta: las cartas de los restaurantes tienen decenas de páginas y pidas lo que pidas las cantidades serán ingentes y será imposible que acabes todo. Mejor, hacerlo sería de muy mala educación.

Especial viaje a China: 21 días por libre

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