Sobre las 9 de la mañana ya estábamos en marcha, hacia el cruce de las calles Norte y Oeste, donde se compra la entrada que da acceso a los museos, templos y murallas de la ciudad por 120 yuanes. Nada más llegar a ese punto pudimos comprobar como Pingyao mantiene intacto su encanto de ciudad medieval a pesar de recibir cientos de visitantes a diario.
Mapa de Pingyao |
Nan Dajie es la calle más famosa de Pingyao y en sus 440 metros se encuentran infinidad de tiendas, restaurantes y lugares de interés para visitar. La mayor parte de los edificios de esta calle datan de las dinastías Ming y Qing. Destaca sobre los demás la Torre de la Ciudad, con 300 años de antigüedad y que, como todos los miradores elevados, permite contemplar la imagen más bella de Pingyao: los grises tejados y calles decorados con infinidad de farolillos rojos, antiguas residencias con patios ajardinados, las sobrias murallas al fondo y en las afuertas un verde intenso que contrasta radicalmente con la ciudad.
A la salida de nuestra penúltima visita del día aprovechamos para comer en uno de los restaurantes que hay frente al Templo de Cheng Huang. Teníamos muchas ganas de probar los famosos Kao Lao Lao y no nos defraudaron, al igual que los dumplings y la ternera de Pingyao que compartimos con un gato (no hubo manera de pedir sólo dos cosas).
Tras un breve descanso en el hotel, recorrimos sus patios, del mismo estilo que los de varios museos que habíamos visto por la mañana. ¡En Pingyao hasta los hoteles son auténticos museos! Y de ahí a nuestra última visita, la que nos hizo venir hasta Pingyao: sus murallas.
Tal y como nos recomendaron en el hotel, accedemos por la puerta norte (Gongji) y recorremos media muralla por el este hasta la puerta sur Ying Xun. Por el camino, totalmente en solitario, pudimos observar una vez más los tejados de Pingyao y, además, las torres de la muralla y varios conjuntos de estatuas.
Este recorrido desde «arriba» nos confirma lo que ya habíamos percibido por la mañana: por mucho que se empeñe la Lonely Planet, fuera de las calles principales sólo hay como mucho un par de callejones por los que merezca la pena deambular.
Empieza a anochecer, los farolillos rojos iluminan ahora las calles y con esta bellísima estampa de fondo y una cerveza china decimos adiós a un día perfecto en Pingyao. Nuestro próximo destino, tras la segunda noche consecutiva en tren, Datong y sus maravillosas Cuevas de Yungang y el Monasterio Colgante de Hengshang.
Datos prácticos
- Cómo llegar: la mejor manera de llegar a Pingyao es en tren. Parten a diario desde Xi’an, Pekín y Datong y para aprovechar bien el tiempo lo mejor es viajar en tren nocturno (a ser posible en litera blanda). Los billetes de tren salen a la venta unos 10 días antes y sólo pueden comprarse en las mismas estaciones de tren o a través de agencias y hoteles pagando una comisión. Siendo nuestro viaje en agosto no quisimos arriesgarnos y compramos todos los dos billetes en tren nocturno (Xi’an – Pingyao y Pingyao – Datong) en litera blanda y el diurno de Datong a Pekín en asiento duro a través de la agencia Viajar por China. Para ver los horarios de trenes, precios, trayectos, etc. te recomendamos el artículo «Trenes en China«.
- Alojamiento: a pesar de no hacer noche en Pingyao, reservamos en el hotel Hongjintai Inn, a través de Ctrip, para así poder darnos una ducha tras la noche en tren y descansar a mediodía un rato. Además, contamos con servicio gratuito de transporte desde y hasta la estación de trenes. Todo por 17 euros.
- Cómo moverse por Pingyao: aunque la estación de tren está relativamente cerca del casco histórico conviene reservar las fuerzas para andar luego por la ciudad. Una vez intramuros, se puede recorrer fácilmente andando o en bicicleta para los más osados. Está prohibida la circulación de vehículos, incluidas bicis, en el núcleo central de las calles principales.
- Comidas: la gastronomía de Shanxi es la más acorde a nuestros gustos más vegetarianos y carnívoros que pescaderos. Las especiales locales son la ternera de Pingyao, que se sirve en lonchas y parece como carne curada; y los Kao Lao Lao, una especie de pasta en forma de panal de abejas. Nosotros nos vimos obligados a pedir un tercer plato que también nos encantó: dumplings de verdura también con forma de panal.
Viaje a China – Un día en el polo
[…] Guerreros de Terracota, la Pagoda del Gran Ganso, la muralla en bici, el barrio musulmán… Un día en Pingyao: calles, museos, murallas… Datong: excursión a las Cuevas de Yungang y al Monasterio […]
Tres días en Xian – Un día en el polo
[…] que durará varios días. Este primero nos llevará, en litera blanda, hasta el pueblo medieval de Pingyao. Datos […]
Excursión a las Cuevas de Yungang y al Monasterio de Hengshan – Un día en el polo
[…] a Datong en un tren procedente de Pingyao a las 4:40 de la madrugada y directos a un hotel cercano. Un par de horas de sueño después […]